Continuando con la temática de la clase anterior, hoy trabajamos sobre cuáles son las principales figuras retóricas.
Copiamos y explicamos la siguiente teoría en el cuaderno.
Figuras retóricas
También conocidas como figuras literarias, las figuras retóricas son giros o recursos estilísticos, es decir, mecanismos del lenguaje que sirven para ilustrar, embellecer o enriquecer estilísticamente el discurso.
Tanto en el lenguaje hablado como el escrito, tanto en el poético como el informal, este tipo de recursos permiten al individuo expresar más con menos, alterando la configuración tradicional o acostumbrada de lo dicho. Algunos ejemplos de figuras retóricas son:
- La metáfora. Consiste en una comparación entre una cosa y otra, o bien en llamar a una con el nombre de la otra, para evidenciar sus rasgos comunes, reales o imaginarios. Por ejemplo: “El río era una larga serpiente azul” o “Los soles chisporroteantes de sus ojos me intimidaron”.
- La hipérbole. Es una forma de exageración discursiva, cuyo sentido no es literal, sino figurado. Por ejemplo: “Tengo tanta hambre que me comería un mamut” o “Es tan tonta que no puede hablar y caminar al mismo tiempo”.
- La personificación. Consiste en atribuirle a un objeto inanimado características humanas, en un sentido obviamente no literal. Por ejemplo: “La mañana me saludó con un aire caliente” o “El viento susurraba su nombre en mis oídos”.
- La elipsis. Esta figura retórica consiste en la omisión de algún contenido del discurso que se considera ya dicho, obvio o que se desea esconder por alguna razón. Así, se evitan reiteraciones que afearían el discurso, por ejemplo, o se puede generar cierto suspenso. Por ejemplo: “María y Néstor fueron al cine, y al salir no encontraron su auto” (se omite la repetición del sujeto), “Le traje un regalo al niño, pero ya lo tenía” (se omite el regalo).
Preguntas retóricas
Por su parte, las preguntas retóricas o erotemas son aquellas que no esperan por una respuesta del interlocutor, sino que cumplen con una función expresiva: dar énfasis a lo dicho, sugerir una afirmación o un estado anímico determinado. En ese sentido, funciona como una figura retórica también.